por Vito Amalfitano
Cuando el gobierno nacional se metió en la AFA, a través sus personeros para impulsar la intervención de la IGJ, fue el desenlace de todo un proceso de desgaste contra los clubes y el fútbol con el objetivo de justificar el final de Fútbol para Todos.
Primero llegó el ahogo a los clubes, al no girarle a la AFA en tiempo y forma los pagos adeudados por el FPT de la primera parte de 2016. Así provocó una crisis,-así en el fútbol como en el país-, como para abrirle el camino al cierre del programa de la televisación abierta y gratuita del fútbol. Una excusa perfecta para no cumplir con una promesa electoral,-un incumplimiento más-, la de sostener el PFP hasta 2019. Tampoco, además, se hizo ni uno de los jardines de infantes y hospitales que se auguraban a cambio de sacar el fútbol abierto y gratuíto.
Por otra parte, esa intervención de la IGJ interrumpió un proceso electoral legítimo,con cinco candidatos; la Selección jugó la final de la Copa América Centenario acéfala, sin presidente, y a Gerardo Martino, el entrenador, le abrieron la puerta de salida al no darle los futbolistas para los Juegos Olímpicos, en una escalada que empezó Daniel Angelici, el presidente de Boca, justamente el “influencer” sobre la IGJ.
Ahora vuelve la fórmula del ahogo a los clubes. Se amenaza con quitar exenciones impositivas. Y se aprieta con el costo de las tarifas. En Mar del Plata, dónde también gobierna Cambiemos, hubo “globos de ensayo” con ataques a los clubes que representan a la ciudad.
Ahora el viejo truco de la crisis provocada es para volver a un antiguo capricho del actual presidente de la Nación, el de habilitar la transformación de los clubes en Sociedades Anónimas. Cuando Era presidente, pero de Boca, ya perdió categóricamente una elección sobre el tema en 1999, cuando insistió con la cuestión y Julio Grondona “le concedió” una Asamblea para tratar el tema. La votación fue 39 a 1 en contra. Solo Boca votó a favor de la llegada de las S.A.
Nada menos que 19 años después, y cuando las preocupaciones deberían ser otras cuestiones más acuciantes en el país, se insiste con la idea y sin demasiado contexto se anuncia el tratamiento en una nueva Asamblea de AFA. Ante las negativas que se anunciaron de varios clubes importantes en los últimos días, River, Racing, San Lorenzo, Lanús, antes Independiente, y como los números no cierran, el tema se postergó del 22 al 29 y se propone el “voto secreto”. Como siempre, hay “gato encerrado”.
La misma lógica perversa se usó con los Juegos Olímpicos de la Juventud. Una fiesta de los pibes, con resultados satisfactorios de los deportistas argentinos,-buen producto del legado de la detección de talentos que abrió Claudio Morresi, bajo cuya gestión de la “pesada herencia” se consiguieron los JJOOJ-, y la cabeza del medallero para Rusia.
Pero más allá de lo deportivo y de la buena organización del COA, los Juegos le costaron al Estado 650 millones de dólares,-mucho más de lo estipulado, unos 7 años de Fútbol para Todos- y hubo un trasfondo que se anticipó desde Buenos Aires en estas páginas y estas columnas la semana pasada y que ahora confesó el propio presidente de la Nación. No tenía razón de ser la no utilización del Cenard en los Juegos, más que “bajarle el precio” para un futuro negocio inmobiliario. En efecto, muy pocos días después, Mauricio Macri anunció el virtual final del Cenard, que el Centro se traslada a Soldati y que a cambio CABA recibe un predio millonario, en tierras infinitamente más caras, para, por lo menos, ser usadas en un 35% para “emprendimientos inmobiliarios”. También había “gato encerrado”.
Como en el Presupuesto Nacional 2019, que prevee 106 millones de pesos menos. Un recorte, que sumando la devaluación, es de casi el 50%. Después de los 13 días de celebración de los Juegos el futuro de los deportistas quedó hipotecado.